jueves, 18 de septiembre de 2008

CURIOSO


El transeúnte caminaba por un sector de mala muerte de la gran Ciudad.

Al pasar cerca de una casa de lenocinio, el portero le dijo:


- ¡Chicas, chicas, siga, chicas vírgenes!


El hombre dio dos pasos más, pero se volvió rápidamente donde el portero.


- ¡Oiga, no sea imbécil! ¿Cuántos idiotas cree usted que se tragarán ese cuento?


El portero sonrió y le respondió:


- Ah, eso sí no sé…


¡Pero no me va a decir ahora que la curiosidad no mató al gato!

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